Convertirse en padre o madre es un proceso que, incluso desde el momento en el que uno comienza a desear tener un hijo, está plagado de preocupaciones, imprevistos y de situaciones que en algunos casos son difíciles de resolver y pueden bloquear nuestras capacidades. Esta experiencia de parentalidad varía con el crecimiento de nuestros hijos y es diferente con cada uno de ellos, pudiendo interferir además en la vida personal y de pareja. El apoyo por un profesional especialista en conflictos de parentalidad y en la salud mental infantojuvenil favorece el desarrollo de las capacidades parentales, así como una vivencia más satisfactoria y tranquila de cada maternidad o paternidad.

Cualquier circunstancia personal o síntoma que pueda afectar al bienestar psicoafectivo de los padres, a la relación con sus hijos o a su rol parental debe ser atendido:

• Dificultades para quedar embarazada.
• Procesos de reproducción asistida.
• Aborto, muerte del recién nacido.
• Dificultades para relacionarse con su hijo.
• Pensamientos negativos intensos hacia los hijos.
• Separación, divorcio.
• Falta de entorno familiar o social, situación de migración.
• Padres con problemas de salud (física o mental).
• Maternidad o paternidad en adolescentes.
• Cambio de circunstancias laborales.